A la hora de pensar en salud muchos acuden a la alimentación, especialmente para la prevención de enfermedades. Distintas dietas y regímenes se aconsejan -o no- en la medida en que puedan ser saludables para el organismo.
Pero no hace falta caer en preparaciones exóticas o complicadas, sino que una de las dietas más aconsejadas por los especialistas es bien tradicional: la mediterránea, que reúne alimentos y preparaciones sanas e incentiva un estilo de vida saludable.
No en vano, es uno de los planes de alimentación recomendados por las Pautas de Alimentación para los Estadounidenses para promover la salud y prevenir las enfermedades crónicas, además de ser reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una dieta sana y sostenible. El interés por este tipo de alimentación empezó en la década de 1960, al observar que las enfermedades coronarias causaban menos muertes en los países mediterráneos, como Grecia e Italia, que en Norteamérica y el norte de Europa.
Pero ¿en qué consiste, concretamente, la dieta? Como su nombre sugiere, está basada en la cocina tradicional de los países ribereños del mar Mediterráneo y es rica en vegetales, frutas, granos enteros, frijoles, frutos secos, semillas y aceite de oliva. Pescados, pollo y huevos se consumen semanalmente, y de forma moderada productos lácteos (preferentemente yogurt griego o natural bajo en grasa y pequeñas cantidades de quesos) y carne roja.
Además, a nivel sociocultural la dieta mediterránea impulsa tradiciones como compartir las comidas en familia y amigos, poder disfrutar de una copa de vino tinto y realizar actividad física.
Las grasas saludables son fundamentales en este plan de alimentación, mientras que las grasas saturadas y trans se evitan por contribuir a enfermedades cardíacas. El consumo de aceite de oliva es fundamental, porque se demostró que reduce el colesterol total y los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol "malo").
Los pescados grasos, como las sardinas, el atún blanco, el salmón y la trucha de lago también son bienvenidos, porque son ricos en ácidos grasos omega-3, que pueden reducir la inflamación del cuerpo, además de ayudar a disminuir triglicéridos, los coágulos sanguíneos y bajar el riesgo de accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
Además de todos estos beneficios, cabe aclarar que la dieta mediterránea es fácil de llevar a cabo y muy rica. Así, para quienes busquen un plan de alimentación saludable que sea sostenible en el tiempo, esta puede ser la opción ideal.

El siguiente material no pretende sustituir en ningún caso las consultas en tu visita médica, si no ser una guía para potenciar las conversaciones con tu médico, ante cualquier duda por favor consultá con tu profesional de la salud.