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La salud del corazón y la actividad física
La salud del corazón y la actividad física

Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.


Los niveles de colesterol elevados, la hipertensión arterial, el tabaquismo, el sedentarismo y la baja actividad física son algunos de los factores de riesgo más importantes para la salud cardíaca1

Para contrarrestarlos, la actividad física es una herramienta esencial en la salud integral del ser humano, ya que promueve un estilo de vida equilibrado, disminuyendo el riesgo de padecer enfermedades crónico-degenerativas1.


La importancia del ejercicio físico en la salud cardiovascular

Afortunadamente, hay varias cosas que podemos hacer para cuidar de la salud de nuestro corazón: una de ellas es ser físicamente activos. Hacer ejercicio puede colaborar en el fortalecimiento del músculo cardíaco, además de mantener el peso bajo control y prevenir el daño arterial causado por el colesterol alto, el nivel elevado de azúcar en la sangre y la presión arterial alta, que eventualmente pueden provocar un ataque cardíaco o un derrame cerebral2.

Los siguientes son diferentes tipos de actividad física que pueden beneficiar a la salud cardiaca2:

●    Ejercicio aeróbico: caminar a paso acelerado, correr, nadar o andar en bicicleta al menos 30 minutos diarios. Esto mejora la circulación de la sangre, lo que resulta en una presión arterial y un ritmo cardíaco más bajos. Además, ayuda a que el corazón bombee correctamente y, en las personas con diabetes tipo 2, controla la glucosa en sangre.

●    Entrenamiento de fuerza: el trabajo de resistencia tiene un efecto más específico en la composición corporal. Para las personas que tienen mucha grasa corporal puede ayudar a reducirla y crear una masa muscular más magra. Las investigaciones muestran que una combinación de ejercicio aeróbico y trabajo de resistencia puede ayudar a aumentar el colesterol HDL (bueno) y reducir el colesterol LDL (malo). Algunos ejemplos de entrenamiento de fuerza son: levantamiento de pesas, uso de mancuernas o barras, bandas elásticas, flexiones, sentadillas o abdominales. Se aconseja realizar este tipo de entrenamiento, al menos dos días no consecutivos por semana y siempre alineado con la recomendación del médico. 

●    Estiramiento, flexibilidad y equilibrio: si bien los ejercicios de flexibilidad, como los estiramientos, no contribuyen directamente a la salud del corazón, sí benefician la musculoesquelética, lo cual permite mantenerse flexible y libre de dolor en las articulaciones, calambres y otros problemas musculares que pueden impactar en nuestro cuerpo luego de realizar los ejercicios previamente enumerados. El estiramiento en general o los ejercicios de yoga o tai chi mejoran la flexibilidad y pueden realizarse todos los días, antes y después del entrenamiento.


Si luego de este artículo, te decidís a empezar a entrenar ¡vas por el buen camino! Sin embargo, es importante que antes de incorporar actividad física en tu vida diaria, consultes con tu médico de cabecera cuáles son las recomendaciones de tipos de ejercicios y duración de acuerdo a tu caso. Y recordá que el entrenamiento debe ser considerado como un estilo de vida, acompañado de una dieta balanceada, libre de alcohol y de tabaco1. Ahora sí ¿estás listo?

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Referencias

1.    Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc). “Actividad física y enfermedad cardiovascular”. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/1702/170216824002.pdf Consultado en Diciembre de 2022.

2.    Johns Hopkins Medicine. “3 Kinds of Exercise That Boost Heart Health”. Disponible en:https://www.hopkinsmedicine.org/health/wellness-and-prevention/3-kinds-of-exercise-that-boost-heart-health Consultado en Diciembre de 2022.
 

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