El recién nacido atraviesa por un periodo de adaptación después del nacimiento. Durante esta etapa pueden aparecer anomalías en la piel, las cuales son benignas y transitorias.1
El acné es una enfermedad de la piel que se produce en la parte de la piel donde crece el pelo y en las glándulas que segregan la grasa de la piel.2 Esta puede aparecer hasta en uno de cada cinco recién nacidos, y presentarse desde el nacimiento o dentro de las primeras ocho semanas de vida, siendo más frecuente en los varones.1
¿Cómo es el acné neonatal?
Se manifiesta con la aparición de granitos (pústulas) en la cara de los recién nacidos, concretamente en mejillas y frente.2
Actualmente, se sabe que la causa del acné neonatal es hormonal, ya que algunas hormonas atraviesan la placenta y sobre estimulan la producción de sebo en las glándulas.1
Es importante saber diferenciar la aparición de estas lesiones de otras enfermedades, ya que también pueden deberse a otros factores como: medicación materna, enfermedades infecciosas y no infecciosas.2
¿Qué se puede hacer?
El acné neonatal es un padecimiento por lo general leve que suele durar de 4 semanas a 4 meses y desaparece espontáneamente. Si persiste hasta los 12 meses se le denomina acné infantil, aunque esto no es habitual.1 Por lo general esta enfermedad no suele requerir tratamiento.2 De hecho, en la mayoría de los casos las medidas habituales de higiene de la piel son suficientes para la resolución gradual de las lesiones.1
De igual forma, no se aconseja tocar las lesiones con las manos o poner cremas, pues eso puede empeorar la situación. Una higiene adecuada en el momento del baño con agua y jabón para bebés suele ser suficiente. No obstante, en caso de que se presenten granitos severos se recomienda acudir con un médico, el cual podrá valorarlo y, en caso de ser necesario, prescribir un tratamiento que ayude a sanar la piel del bebé.1