Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
Seguramente, si sufrís de migraña o conocés a alguna persona que tenga esta patología, te gustaría saber cómo tratarla y/o ayudarla. Al no existir una cura para la migraña, en la actualidad, la medicina cuenta con dos frentes para poder manejarla. Por un lado, se pueden tomar ciertas medidas para aliviar, tanto el dolor de cabeza como otros síntomas asociados, mientras que, por el otro lado, se busca prevenir nuevos ataques.1,2
Opciones de tratamientos:
Si bien los analgésicos, antieméticos, triptanes y/o gepantes son algunos tipos de medicamentos que se suelen utilizar para aliviar los síntomas de la migraña, es importante tener en cuenta ciertas cuestiones a la hora de consumirlos. Por un lado, es aconsejable tomar la dosis indicada por el médico tratante y al inicio del dolor para que el tratamiento sea efectivo. Y, por el otro, es conveniente estar al tanto de que el uso frecuente y repetitivo de medicamentos durante un ataque agudo de migraña puede causar dolor de cabeza.1,3
Por su parte, los tratamientos preventivos se prescriben para los casos en que la gravedad, duración, frecuencia e incapacidad de las crisis de migraña no puedan controlarse. En estos cuadros, se dispone de varios grupos de medicamentos - tomados por vía oral o inyectables- cuyos efectos no se observan inmediatamente, sino que requieren de dos a tres meses para evaluar su eficacia. Tras lograr una respuesta favorable, estos medicamentos pueden retirarse.3
Medidas ambientales:
Afortunadamente, también existen ciertas acciones que están al alcance de nuestras manos y que se pueden poner en práctica para sentirse mejor durante un ataque de migraña. Algunas de ellas son:1,2
● Reposar en un ambiente tranquilo, como una habitación oscura y silenciosa.
● Intentar dormir.
● Aplicar compresas frías o calientes en la cabeza o cuello y/o tomar un baño caliente.
● Beber líquidos abundantes y una pequeña cantidad de cafeína.
También se pueden incorporar nuevos hábitos que colaboran en la prevención de las crisis de migraña. Por ejemplo:
● Implementar un buen patrón de sueño; despertar e irse a dormir en el mismo horario todos los días, incluso en los fines de semana. Si se realizan siestas, deben ser menores a 30 minutos, ya que la migraña y el sueño tienen una relación muy estrecha.
● Ejercitarse con regularidad contribuye de varias formas al control de la enfermedad al liberar en el torrente sanguíneo sustancias químicas que actúan contra el dolor. Además, la actividad física mejora el ánimo y ayuda a mantener un peso sano, entre otros beneficios.
● Aprender técnicas para manejar el estrés. Es recomendable no comprometerse con actividades adicionales en un día ya ajetreado, delegar trabajo y dividir las tareas para abordarlas de a partes.
● Elegir las comidas con sabiduría, establecer un horario fijo para alimentarse y evitar saltarse alguna de ellas (el ayuno puede aumentar el riesgo de migrañas). Además, si se sospecha que algún alimento en particular está contribuyendo a las migrañas, un buen consejo es registrarlo en un diario de cefalea.
● Tener en cuenta que algunas comidas actúan como precipitadores alimentarios. Los más conocidos son:
o Alcohol
o Chocolate
o Quesos madurados
o Comidas fermentadas o picantes
Cuando se trata del manejo de la migraña, recordá que la ingesta de medicamentos no es la única medida que se puede tomar. ¿Qué tal empezar a recorrer el camino del autocuidado e intentar incorporar hábitos saludables? Es muy probable que, de esta manera, la frecuencia y la severidad de la migraña se aminore.2 Sin embargo, no dejes de visitar a tu médico para que pueda orientarte de acuerdo a tu caso en particular. 